
La transformación de granos y su agregado de valor en origen (AVO) promueve al desarrollo regional y es una oportunidad para abastecer a la creciente demanda de alimentos, fibras y energías sustentables que exige el mundo. La agro-bio-industria, en particular los biocombustibles, tienen un gran potencial para responder estas demandas y ofrecer productos alineados con el cuidado del ambiente.
El AVO en la cadena de maíz fue uno de los temas de la edición del 15 de diciembre de Agenda Aapresid, el espacio semanal de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa con entrevistas a expertos y referentes para acompañar a los productores agropecuarios en sus decisiones de campaña.
Empresas de bioenergía con la economía circular como bandera
Tomás Beamonte es responsable de la operación de Bio4, empresa dedicada principalmente a la producción de bioetanol en Río Cuarto, Córdoba. Beamonte explicó que “la planta opera continuamente durante todo el año procesando alrededor de 230.000 toneladas de maíz de campos de la zona, transformándolo en unos 95.000.000 de bioetanol, más subproductos como vinaza y burlanda para la alimentación vacuna”.
Por otra parte, el grupo Tigonbu, radicado en Buena Esperanza (San Luis), produce 18.000 litros de bioetanol diarios y biogás en integración con producción de cereales y carne. Gastón González, Hernán Mossetti y Jonathan Lucero, representantes de la empresa, comentaron que “el bioetanol lo venden a petroleras, y la burlanda y vinaza las vuelcan a la producción animal”. Los efluentes del feedlot techado, junto con maíz picado, van a biodigestores para obtener energía térmica y eléctrica para alimentar sus instalaciones. Al mismo tiempo, los biodigestores funcionan gracias al vapor proveniente de la generación de bioetanol.
Como resultado de la obtención de biogás se generan residuos biofertilizantes que las empresas aprovechan para devolver nutrientes a campos de la zona, siendo la cadena un claro ejemplo de economía circular que impacta en una menor huella del carbono. Además, la demanda de maíz como materia prima para bioenergía tracciona a su mayor inclusión en las rotaciones de la zona, favoreciendo a los agroecosistemas.
Un modelo de promoción al desarrollo de biocombustibles
Frente al desafío del cambio climático y la complicada situación socioeconómica “el bioetanol y el biogás son eslabones que van permitiendo formar el círculo virtuoso de generación de empleo genuino, arraigo territorial, inversión y solución de pasivos ambientales”, señaló Fabián López, ministro de Servicios Públicos de la Provincia de Córdoba.
El funcionario aseguró que “los biocombustibles son la alternativa que Argentina dispone para resolver el problema de la transición y transformación energética en uno de los sectores que más aportan gases de efecto invernadero actualmente: el del transporte”. Sin embargo, la nueva ley de biocombustibles afectó al sector al establecer un porcentaje obligatorio de bioetanol de 12% para las naftas y reducir al 5% el corte de biodiesel para el gasoil. “Esto genera incertidumbre a las inversiones que ya estaban encaminadas, es una ley de regulación que no se condice con las potencialidades que la región tiene para enfrentar los desafíos venideros”, agregó.
Frente a este contexto, en 2020 la provincia de Córdoba respondió con la sanción de la Ley 10.721 “que establece un programa de autoproducción y consumo de biodiesel para sustituir gasoil a partir de aceite vegetal de soja, y eventualmente a partir de residuos de la industria o residuos sólidos urbanos”. El programa prevé un fondo provincial de asistencia económica y financiera para impulsar a productores, consorcios, empresas o municipios que quieran instalar plantas productoras de biodiésel para usar en sus propias flotas de vehículos, lo que además fomenta del desarrollo industrial de provisión y construcción local de estos recintos”, explicó.
En cuanto al bioetanol, López mencionó que están desarrollando la normativa de un programa basado en un convenio con cámaras que representan a empresas del rubro, convenios con la Universidad Tecnológica Nacional y Oreste Berta S.A, empresa que dará la garantía tecnológica del comportamiento de los motores usando porcentajes de bioetanol mayores al 12%.
“Hoy en día la demanda de combustibles en Argentina está creciendo, de tal manera que para mantener el 12% de corte no va a dar abasto el bioetanol de caña de azúcar existente, y una oportunidad de ajustar esta necesidad es a partir del maíz”, concluyó López.